Bitácora personal de Emelina Fernández

15 marzo 2018

Circos mediáticos, ¿hasta cuándo?

Circo Mediático

Al desasosiego de las familias de personas desaparecidas, sobre todo si se trata de un menor, hay que añadir el abismo al que se asoman cuando acuden a los medios de comunicación en una desesperada búsqueda de ayuda. Son fundamentales para contribuir a encontrar a la víctima de una desaparición no voluntaria, por lo que su función de servicio público cobra más sentido que nunca. Sin embargo, esta misión constitucional queda totalmente borrada en demasiadas ocasiones, porque su naturaleza de espectáculo de masas con ánimo de lucro prevalece sobre todo lo demás.

Y en el caso de la desaparición del pequeño Gabriel, lo que ha ocurrido esta semana, desgraciadamente, se veía venir. El trágico desenlace de este doloroso caso representa un material de incalculable valor para esas televisiones que convierten en espectáculo la información y que banalizan hasta la náusea un suceso de estas características.

Más de 30 horas de programación le han dedicado las principales cadenas de televisión en abierto a la resolución del caso. Y les ha funcionado: registros históricos de audiencia para los magacines matinales de Antena 3 y Telecinco el pasado lunes, que dedicaron todo su espacio al suceso. En el informativo de Antena3 del lunes al mediodía fue la única noticia. En Telecinco, la presentadora del informativo se trasladó a la Diputación de Almería, donde se había instalado la capilla ardiente.

En este bochornoso circo mediático no han faltado los programas del corazón, con sus habituales protagonistas trasmutados en periodistas, criminólogos y analistas del derecho. Incluso en la televisión pública se han emitido testimonios de supuestos expertos analizando el lenguaje gestual y la sudoración de la acusada de este crimen, ya autora confesa, en imágenes de días anteriores a su captura.

Este exceso de programación se hace, indefectiblemente, a costa de los derechos fundamentales de las personas implicadas en el suceso. Ya sea de la propia víctima, como ocurrió hace bien poco con la cobertura del caso Diana Quer, ya sea de los victimarios y las personas de su entorno, que de repente se convierten en objeto de deseo y de acoso para las cámaras.

Sumo a la lista de damnificados a la ciudadanía, que asiste en su mayor parte indignada ante estas prácticas mediáticas sin que nada ni nadie les ponga freno. Unas prácticas que, además, alimentan los más bajos instintos de la sociedad.

La autorregulación de los medios no funciona, y no lo hará mientras vulnerar gravemente derechos fundamentales ante situaciones de extrema gravedad y dolor quede impune y genere pingües beneficios económicos, como es el caso. ¿Hasta cuándo vamos a esperar para poner fin a esta vergüenza pública?

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11 septiembre 2013

Televisiones de última generación, contenidos de segunda

Filed under: General,Medios de Comunicación — Emelina Fernández @ 17:35
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Plasma

Como es sabido, una de las actividades donde la crisis económica que atravesamos se ha cebado de forma especial es el de los medios de comunicación. Además de los impresos, que sufren su peculiar calvario con la irrupción de internet y la convulsión que esta nueva forma de consumir información nos ha deparado, los medios audiovisuales atraviesan también un momento crítico para su supervivencia.

Solo una de las cuatro televisiones privadas que justo antes de que estallara la crisis obtuvieron una licencia de emisión autonómica en Andalucía ha podido poner en marcha su proyecto. Y dada la virulencia y celeridad de la recesión, la experiencia ha sido corta, tumultuosa y ha terminado en un canal de televenta.

Poner en marcha una televisión es muy caro, requiere de grandes inversiones técnicas, tecnológicas, de personal y producción de contenidos. Las expectativas que la industria audiovisual andaluza habría depositado en estos nuevos operadores se han venido abajo estrepitosamente y ahora solo le queda poner los ojos en la televisión pública, hasta ahora único motor de una actividad creativa y empresarial que deberíamos valorar y cuidar como se merece.

A la vuelta de estos meses estivales, en los que se aligera la oferta televisiva con reposiciones, programas con vocación efímera y modesto presupuesto así como contenedores donde se echa mano del archivo audiovisual, iniciamos una temporada que se vislumbra difícil.

Esta interminable crisis está empobreciendo la calidad de los contenidos televisivos al tiempo que los espectadores disponen de aparatos de última generación, con enormes prestaciones para el visionado de una oferta que sin embargo empeora notablemente. Una paradoja que describe bien el signo de los tiempos que vivimos.

NOTA: Artículo publicado en la revista Agenda de la Empresa, que en su edición número 182 de este mes de septiembre dedica al sector audiovisual en Andalucía.

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